Con el objetivo de conocer y describir cuáles son las características auditivas de los trabajadores de los buques fresqueros, Julieta Cáceres de la Licenciatura en Fonoaudiología de la Universidad FASTA realizó una investigación en el marco del proyecto final de graduación.
La salud y el trabajo siempre han estado íntimamente ligados, tanto que el hombre conoce la acción del ruido sobre su organismo desde hace siglos, en especial, al relacionar ciertos tipos de profesiones con el riesgo de sufrir un daño auditivo. Es una temática ampliamente estudiada aunque existen escasos (por no decir nulos) precedentes en la población de trabajadores de la industria pesquera.
Es por esto que realizó un estudio llamado “La audición de los trabajadores pesqueros”, en el que describió el perfil auditivo de los trabajadores de buques fresqueros de la cuidad de Mar del Plata, debido a que es una población que se encuentra durante toda la jornada laboral, que incluye horas de trabajo y descanso durante al menos 10 días, sometidos a ruidos de tipo industrial y constantes.
Para ello, analizó exhaustivamente audiometrías tonales; que es un estudio que muestra los niveles de audición de una persona. Tomó una muestra de 197 marinos, de los diversos oficios (patrones, marineros, maquinistas e inspectores de pesca), que no tuvieran antecedentes otológicos ni de sobreexposición auditiva que pudieran explicar la potencial deficiencia auditiva.
A partir de dicho análisis, confirmó la hipótesis planteada al comienzo de la investigación “La audición de los pescadores se ve afectada por la exposición al ruido durante la jornada laboral. El tiempo de exposición sería el factor predominante más que la intensidad del ruido al que están expuestos”.
La audición de los pescadores efectivamente se ve afectada por la exposición al ruido laboral, manifestando como resultado de dicha sobreexposición una Hipoacusia Inducida por Ruido levemente moderada. Que sea una hipoacusia inducida por ruido, indica que existe deterioro de las frecuencias de la conversación; y que sea leve significa que hay al menos una frecuencia conversacional conservada según el Método Klockhoff (Método de clasificación del Trauma Acústico). El calificativo levemente moderado se dio para enfatizar el hecho de que algunas frecuencias sobrepasan el límite que se considera “leve” en la clínica general que es 40 dB, referencia (intensidad) que no se hace en la clasificación mencionada sino sólo la cantidad de frecuencias afectadas-conservadas.
En relación con los grupos por ocupación en el buque, se comprobó que los más afectados son los maquinistas, y en segundo lugar los marineros. En ambos grupos, se exceden las dosis de ruido diaria, es decir, la energía sonora total que el trabajador debería recibir en su jornada laboral, admisibles según lo especificado por la Ley 19587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo, Decreto Reglamentario 351/79. Tomándose como valor una jornada de 24 horas, la dosis de ruido diaria debe ser de 80 dBA (para un jornal de tierra de 8 horas diarias, el Nivel Sonoro Continuo Equivalente –NSCE- debería ser de 85 dBA).
El NSCE (108.5 dBA, 88.5 dBA) al que se exponen a bordo los maquinistas es extraordinario calculado con y sin protección auditiva; es el grupo que presenta mayor porcentaje de sintomatología no auditiva (trastornos del sueño, dolor de cabeza, nerviosismo excesivo) y auditiva (deterioro auditivo y tinnitus), a pesar de que el 100% mencionó utilizar protectores. El uso de protección auditiva, se supone minimizaría los efectos nocivos de la sobreexposición a ruidos intensos, si fuese correcta la relación tiempo/intensidad de exposición. Otra cuestión que evidencia lo expuesto, son las evaluaciones audiológicas pre-laborales que testearon a aquellos futuros maquinistas provenientes de la Escuela de Pesca, todas ellas obtuvieron un perfil audiométrico normal (0-15 dB). En consecuencia, y a pesar de no tener un seguimiento longitudinal, se puede inferir con suficiente veracidad que existe un alto riesgo en estos trabajadores de sufrir una Hipoacusia Inducida por Ruido (HIR) de la que, vale mencionar, se desconoce el grado específico de severidad tendiente a desarrollar ya que excede los objetivos de la presente investigación. Los maquinistas se encuentran en una situación de vulnerabilidad importante y superior con respecto a los demás grupos de pescadores, debido tanto a las condiciones de exposición como a la ausencia de un seguimiento o programa educativo, de seguridad e higiene sonora que prevenga el deterioro auditivo.
El NSCE (83.7 dBA) al que se exponen los marineros es menor en comparación con el de los maquinistas, aún así sobrepasa los valores permisibles (80 dBA) y de seguridad sonora para un jornal de 24 horas según la legislación vigente. En esta población las evaluaciones audiológicos pre-laborales testeadas descubrieron audición normal.
El NSCE calculado para los patrones de pesca, en cambio, se encuentra dentro de los límites esperados para asegurar la conservación de la audición, por lo que no se puede legalmente atribuir su afección auditiva a los efectos del ruido.
Por último, el factor “tiempo de exposición” es más sobresaliente en la determinación de la sobreexposición en esta población; aunque no el único ni el modificable. Si, por ejemplo, los pescadores tuviesen el reposo auditivo correspondiente a las 12 horas de descanso diario que tiene un trabajador de tierra fuera del ámbito laboral, la exposición estaría dentro de los parámetros permisibles, lo cual es imposible porque dejarían de ser trabajadores de buques fresqueros. En cambio sí es posible modificar el factor “intensidad” adoptándose las medidas técnicas de control más convenientes para aislar el ruido, insonorizando o minimizando las fuentes de ruido y vibración, de tal modo que el ruido ambiental del barco disminuya lo suficientemente como para que el tiempo que dura una marea (jornada laboral diaria, más tiempos de descanso y sueño) no se aparte de los límites de exposición admisible. Sumado a estas medidas, la educación y concientización en higiene y seguridad sonora es la forma más conveniente de prevenir el daño auditivo. El factor “susceptibilidad individual”, es importante pero como aún no existe un modo o prueba fehaciente de medir y objetivar la posibilidad de un sujeto de padecer una HIR, queda restringido el factor a estudios epidemiológicos o poblacionales (los cuales a su vez dejan fuera una jornada laboral que excede los parámetros de referencia 8 horas diarias y 40 horas semanales que aparecen en las tablas y cálculos) y no a oportunidades preventivas.
Lic. Julieta Cáceres
Licenciatura en Fonoaudiología
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad FASTA
La salud y el trabajo siempre han estado íntimamente ligados, tanto que el hombre conoce la acción del ruido sobre su organismo desde hace siglos, en especial, al relacionar ciertos tipos de profesiones con el riesgo de sufrir un daño auditivo. Es una temática ampliamente estudiada aunque existen escasos (por no decir nulos) precedentes en la población de trabajadores de la industria pesquera.
Es por esto que realizó un estudio llamado “La audición de los trabajadores pesqueros”, en el que describió el perfil auditivo de los trabajadores de buques fresqueros de la cuidad de Mar del Plata, debido a que es una población que se encuentra durante toda la jornada laboral, que incluye horas de trabajo y descanso durante al menos 10 días, sometidos a ruidos de tipo industrial y constantes.
Para ello, analizó exhaustivamente audiometrías tonales; que es un estudio que muestra los niveles de audición de una persona. Tomó una muestra de 197 marinos, de los diversos oficios (patrones, marineros, maquinistas e inspectores de pesca), que no tuvieran antecedentes otológicos ni de sobreexposición auditiva que pudieran explicar la potencial deficiencia auditiva.
A partir de dicho análisis, confirmó la hipótesis planteada al comienzo de la investigación “La audición de los pescadores se ve afectada por la exposición al ruido durante la jornada laboral. El tiempo de exposición sería el factor predominante más que la intensidad del ruido al que están expuestos”.
La audición de los pescadores efectivamente se ve afectada por la exposición al ruido laboral, manifestando como resultado de dicha sobreexposición una Hipoacusia Inducida por Ruido levemente moderada. Que sea una hipoacusia inducida por ruido, indica que existe deterioro de las frecuencias de la conversación; y que sea leve significa que hay al menos una frecuencia conversacional conservada según el Método Klockhoff (Método de clasificación del Trauma Acústico). El calificativo levemente moderado se dio para enfatizar el hecho de que algunas frecuencias sobrepasan el límite que se considera “leve” en la clínica general que es 40 dB, referencia (intensidad) que no se hace en la clasificación mencionada sino sólo la cantidad de frecuencias afectadas-conservadas.
En relación con los grupos por ocupación en el buque, se comprobó que los más afectados son los maquinistas, y en segundo lugar los marineros. En ambos grupos, se exceden las dosis de ruido diaria, es decir, la energía sonora total que el trabajador debería recibir en su jornada laboral, admisibles según lo especificado por la Ley 19587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo, Decreto Reglamentario 351/79. Tomándose como valor una jornada de 24 horas, la dosis de ruido diaria debe ser de 80 dBA (para un jornal de tierra de 8 horas diarias, el Nivel Sonoro Continuo Equivalente –NSCE- debería ser de 85 dBA).
El NSCE (108.5 dBA, 88.5 dBA) al que se exponen a bordo los maquinistas es extraordinario calculado con y sin protección auditiva; es el grupo que presenta mayor porcentaje de sintomatología no auditiva (trastornos del sueño, dolor de cabeza, nerviosismo excesivo) y auditiva (deterioro auditivo y tinnitus), a pesar de que el 100% mencionó utilizar protectores. El uso de protección auditiva, se supone minimizaría los efectos nocivos de la sobreexposición a ruidos intensos, si fuese correcta la relación tiempo/intensidad de exposición. Otra cuestión que evidencia lo expuesto, son las evaluaciones audiológicas pre-laborales que testearon a aquellos futuros maquinistas provenientes de la Escuela de Pesca, todas ellas obtuvieron un perfil audiométrico normal (0-15 dB). En consecuencia, y a pesar de no tener un seguimiento longitudinal, se puede inferir con suficiente veracidad que existe un alto riesgo en estos trabajadores de sufrir una Hipoacusia Inducida por Ruido (HIR) de la que, vale mencionar, se desconoce el grado específico de severidad tendiente a desarrollar ya que excede los objetivos de la presente investigación. Los maquinistas se encuentran en una situación de vulnerabilidad importante y superior con respecto a los demás grupos de pescadores, debido tanto a las condiciones de exposición como a la ausencia de un seguimiento o programa educativo, de seguridad e higiene sonora que prevenga el deterioro auditivo.
El NSCE (83.7 dBA) al que se exponen los marineros es menor en comparación con el de los maquinistas, aún así sobrepasa los valores permisibles (80 dBA) y de seguridad sonora para un jornal de 24 horas según la legislación vigente. En esta población las evaluaciones audiológicos pre-laborales testeadas descubrieron audición normal.
El NSCE calculado para los patrones de pesca, en cambio, se encuentra dentro de los límites esperados para asegurar la conservación de la audición, por lo que no se puede legalmente atribuir su afección auditiva a los efectos del ruido.
Por último, el factor “tiempo de exposición” es más sobresaliente en la determinación de la sobreexposición en esta población; aunque no el único ni el modificable. Si, por ejemplo, los pescadores tuviesen el reposo auditivo correspondiente a las 12 horas de descanso diario que tiene un trabajador de tierra fuera del ámbito laboral, la exposición estaría dentro de los parámetros permisibles, lo cual es imposible porque dejarían de ser trabajadores de buques fresqueros. En cambio sí es posible modificar el factor “intensidad” adoptándose las medidas técnicas de control más convenientes para aislar el ruido, insonorizando o minimizando las fuentes de ruido y vibración, de tal modo que el ruido ambiental del barco disminuya lo suficientemente como para que el tiempo que dura una marea (jornada laboral diaria, más tiempos de descanso y sueño) no se aparte de los límites de exposición admisible. Sumado a estas medidas, la educación y concientización en higiene y seguridad sonora es la forma más conveniente de prevenir el daño auditivo. El factor “susceptibilidad individual”, es importante pero como aún no existe un modo o prueba fehaciente de medir y objetivar la posibilidad de un sujeto de padecer una HIR, queda restringido el factor a estudios epidemiológicos o poblacionales (los cuales a su vez dejan fuera una jornada laboral que excede los parámetros de referencia 8 horas diarias y 40 horas semanales que aparecen en las tablas y cálculos) y no a oportunidades preventivas.
Lic. Julieta Cáceres
Licenciatura en Fonoaudiología
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad FASTA
1 comentario:
Muchas gracias por la información, que me permitirá mejorar mi trabajo.
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