19 mayo 2008

Atención primaria de la salud y cuidados del niño

Primera parte

Los cuidados en los primeros dos años de vida de nuestros hijos son muy importantes para su desarrollo y crecimiento y repercuten en el estado de salud durante el resto de la vida. La atención rápida y adecuada, las medidas preventivas frente a enfermedades y lesiones, la atención oportuna y eficiente ante las distintas molestias y la adopción de pautas de conducta destinadas a la creación de hábitos saludables, permitirán a los niños alcanzar un nivel óptimo de salud y calidad de vida.
El propósito de esta comunicación, es el de reforzar a través de consejos y recomendaciones de interés pautas relacionadas con la salud de los niños menores de 2 años.

Lo haremos en tres etapas:
1ª etapa: El recién nacido hasta los 6 meses
2ª etapa: El niño de los 6 a los 12 meses
3ª etapa: El niño de los 12 a los 24 meses
En cada una de ellas abordaremos los aspectos relativos a: cuidados higiénicos: el baño, el ombligo, cambio de pañales; el sueño; ropa y abrigo, el desarrollo psicomotriz y emocional; el paseo; la prevención de accidentes

Primera etapa: Los niños de 0 a 6 meses.
En esta primera parte desarrollaremos ciudados higiénicos; el sueño; y la ropa y abrigo. Y en la segunda parte veremos el desarrollo psicomotriz y emocional; el paseo; y la prevención de accidentes.
Cuidados higiénicos:

El baño: Se realizará diariamente, aunque no se haya caído aún el ombligo. Es conveniente elegir el momento del día en que el bebé esté más tranquilo para bañarlo. Tener todo lo que puedas necesitar a mano. La bañera no debe estar llena, basta con 10-15 cm de agua. La temperatura del agua debe ser agradable (36-38º) podemos comprobar que no quema con el codo. La temperatura ambiente debe ser también agradable, evitando corrientes de aire. Los jabones deben ser neutros. Si tiene la piel muy seca, pueden añadir unas gotas de aceite al agua. Para meter al bebé en el agua, apoya su cabeza sobre el hueco de tu brazo, y con la misma mano le sujetas por los glúteos. Empieza a enjabonarle la cabeza, siguiendo por el cuerpo, brazos y piernas. Después lo dan vuelta y lo sostienen por el pecho, para lavarle la espaldita.
Tienen que sacarlo del agua con cuidado y envolverlo en una toalla seca y templada. Para que les resulte más fácil, pueden poner la toalla sobre el pecho de alguno de ustedes. Séquenlo con suavidad, sin refregar, en los pliegues y las axilas. Séquenle bien la cabeza, sin miedo a la fontanela y antes de vestirlo pueden aplícale alguna crema hidratante.
Las uñas se cortan, pero no demasiado, en sentido recto con una tijera limpia de bordes romos. Los ojos se lavan durante los primeros meses con una gasa estéril, distinta para cada ojo, empapada en agua hervida o solución fisiológica, desde la parte interna del ojo hacia la externa. Oídos: Tienen que limpiar sólo la parte externa con una gasa humedecida, distinta para cada oído. Nariz: Se limpia con una gasa humedecida con solución fisiológica o agua salada.
El ombligo: Se lava diariamente con agua y jabón durante el baño. Para favorecer su cicatrización y prevenir infecciones procuren mantenerlo siempre seco y limpio. No lo cubran con gasas, pues favorecerías la humedad. No usen fajas ni ombligueros porque dificultan la respiración y no previenen hernias. ¡Si tiene mal olor, secreciones o sangra, deberás consultar con el pediatra! Cuando se caiga (entre los 5 y 15 días aproximadamente), sigan limpiándolo muy bien hasta que esté perfectamente seco.
Cambio de pañales: Es conveniente cambiar los pañales del bebé con la mayor frecuencia posible, ello evita irritaciones en la piel. Es preferible utilizar agua y jabón que las toallitas descartables y lavar desde el área genital hacia el ano, previniendo distintos tipos de infecciones. Luego, secar muy bien la zona, especialmente entre los pliegues cutáneos. Puedes poner un poco de crema o aceite para protegerlo de las irritaciones. Para evitarlas, también es eficaz dejarle los glúteos al aire un rato antes de colocarle de nuevo el pañal.
No uses polvos de talco ya que retienen la humedad y, si el bebé lo aspira, puede ser tóxico.



El Sueño
El recién nacido duerme muchas horas al día pero necesita despertar a menudo para comer. Por lo general, duermen en periodos de 2 a 3 horas tanto de día como de noche y sólo algunos lo hacen durante un período de tiempo más prolongado, de 4 a 5 horas por la noche. En las primeras semanas de vida, el bebé necesita alimentarse también por la noche. Cuando el sistema nervioso del bebé es lo suficientemente maduro (alrededor de los 2-3 meses) suele dejar de despertarse para mamar durante la noche.
Para dormir hay que acostar al bebé boca arriba, sobre un colchón rígido y sin almohada. No lo abrigues demasiado.
La Cuna: Si tiene barrotes, la distancia entre uno y otro debe ser menor de 10 centímetros, para que no pueda meter la cabeza entre ellos. Es conveniente evitar el uso de almohadas y juguetes blandos en la cuna pues puede correr el riesgo de asfixiarse si hunde su cara sobre alguno de ellos. No pongas bolsas de agua caliente en la cuna del bebé ni braseros, ni estufas de combustibles en la habitación donde descansa, son muy peligrosas.
La habitación: debe tener luz natural y una temperatura agradable (entre 20-22ºC). Ventilen la habitación todos los días. Si tienen calefacción, utilicen un humidificador o pongan un vaso de agua sobre el radiador para evitar que el ambiente sea demasiado seco
No permitir que se fume en el entorno del niño: Es perjudicial para su salud y aumenta el riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. No es necesario que los niños estén a oscuras cuando duermen. Dejen que entre algo de claridad, así ayudarán a que aprenda a distinguir el día de la noche. Por la misma razón, no es preciso que la casa esté en absoluto silencio mientras duerme durante el día


Ropa y abrigo
La ropa del bebé ha de ser cómoda y holgada, para permitir los movimientos con facilidad. De ser posible será de algodón u otros tejidos naturales. Eviten las prendas que sueltan pelo o pelusa. No usen lazos, cintas o cordones, sobre todo si se atan al cuello del bebé. No son recomendables los vestidos con botones muy pequeños o que estén en la parte delantera (existe riesgo de atragantamiento).
No los abriguen en exceso. Los pequeños no necesitan más ropa de la que pueda precisar un adulto. El recién nacido suele tener las manos y pies fríos, debido a la inmadurez de su sistema circulatorio periférico y sus mecanismos de termorregulación, pero ello no quiere decir que tenga frío.
La ropa del bebé debe lavarse aparte del resto de la ropa de la familia, utilizando jabón o deter­gente neutro para que no irrite la piel. Es conveniente evitar el uso de suavizantes.

En la próxima entrega veremos: El desarrollo psicomotor y emocional de 0 a 6 meses; ejercicios y actividades en esta etapa; el paseo; y prevención de accidentes.

Prof. Lic. Klga. Ftra. Luisa María Giorgetti
Especialista en Pediatría y Neonatología
Jefa de servicio de kinesiología del Hospital Garrahan
Titular de la cátedra "Unidad Pediátrica y Psicomotricidad"

1 comentario:

NutriRomina dijo...

Nos encantó la didáctica y pedagogía que utilizas para el desarrollo de la temática.

Muy interesante!.

Lic. Romina Di Marco y grupo S.E.N. de Nutricionistas Colegiados MDP, Balcarce, Necohea y Miramar.