24 junio 2010

Estrategias para prevenir la obesidad desde la infancia:

La obesidad se define como el incremento en el porcentaje de grasa corporal, generalmente acompañado de aumento de peso, cuya magnitud y distribución condicionan la salud del individuo. En la actualidad representa la enfermedad crónica nutricional no transmisible más frecuente constituyendo uno de los problemas crecientes en la Salud Pública mundial. Su frecuencia afecta en forma significativa a la población argentina, cuya prevalencia oscila entre 4,1% y 11%.
Ha dejado de ser vista como una condición estética, para convertirse en un factor de riesgo para la salud ya que aumenta el riesgo de desarrollar Diabetes Mellitus, Hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios, aumento de lípidos plasmáticos como colesterol y triglicéridos, problemas psicológicos tales como depresión y ansiedad y otros, y ser vista como un problema para la salud publica. La obesidad afecta a casi todos los aspectos de la vida de la persona, no solo afecta su salud, sino también a su autoestima y a su bienestar social.
La importancia de prevenir la obesidad infantil radica en la probabilidad de que dicha enfermedad persista en la adultez y la adolescencia, acarreando múltiples comorbilidades. La probabilidad de que un niño obeso de 4 años de edad continúe siendo obeso en la adolescencia es del 80% y del 20% en la adultez.
¿Cuáles son los puntos a tener en cuenta para prevenir la obesidad infantil?
*Amamantar: Niños que reciben lactancia materna tienen muchas menos posibilidades de ser adultos obesos que los que reciben lactancia artificial. Además, cuando el niño se sacia deja de mamar, sin que conozcamos cuánto ha tomado. De este modo, el centro que regula el hambre en el cerebro, el hipotálamo, se desarrolla y aprende a regular mejor durante el resto de la vida la cantidad de alimentos que debe recibir.
*Respete el apetito del niño: Si recibe lactancia artificial acepte que rechace parte del biberón, ya que ni todos los niños toman la misma cantidad de leche, ni el mismo bebé toma la misma cantidad en todas las tomas.
*Durante la alimentación complementaria: Permita que su hijo participe y seleccione el tipo, la cantidad y la frecuencia de las comidas. Si su crecimiento y desarrollo son los adecuados para su edad y el niño está activo, no insista para que finalice las porciones que usted cree que debe comer. Si insiste en que finalice los platos, su hijo no será más alto ni más fuerte, será más gordo.
*No utilice la comida como premio.
*Realice una alimentación saludable: Toda la familia debe realizar una alimentación saludable que incluya alimentos ricos en fibra (vegetales y frutas crudas y con cáscara, legumbres y cereales integrales), incluir diferentes tipos de carne como pescado, pollo, cerdo y carne vacuna. Evite alimentos con alto contenido de grasas como fiambres, productos de copetín, crema de leche, manteca, hamburguesas, salchichas, etc. y el consumo de alimentos ricos en azucares como tortas, facturas, gaseosas y golosinas. Además, se deben preparar los alimentos de las formas más saludables posibles: al horno, plancha, asado, vapor o hervidos y evitar por el contrario, los fritos.
* Estimule que las comidas sean en familia, de este modo aumenta el vínculo afectivo y se previene la obesidad, ya que, si se come con rapidez, no se tiene conciencia de haber comido, y se vuelve a comer. Lo mismo ocurre si el momento de la alimentación es llevado acabo frente al televisor.
*Estimule el ejercicio físico, evite el sedentarismo. Todos los niños deben realizar ejercicio físico o actividades en las que muevan su cuerpo al menos durante 60 minutos al día. Implemente actividades como caminatas, andar en bicicleta, patinar, ir y volver del colegio caminado y realizar alguna actividad deportiva como futbol, básquet, voley o natación o tomar clases de baile. Telesivisión y videojuegos: Evite que su hijo pase varias horas del día con los videojuegos y la televisión ya que esto favorece al sedentarismo.
No sea rígida ni intolerante, acéptelo como es. La disminución de la autoestima, la tristeza, la soledad y el estrés pueden conducir también a la obesidad.

. Callegari, M. Belén.
. Fazzina, Daniela.
. Lazzaro, Vanesa.
. Monteagudo, Magali.
. Ortiz, Guadalupe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente articulo. Muy claro y preciso. Felicitaciones!