11 marzo 2010

Depresión, Vitaminas del Complejo B y Ácidos Grasos Omega 3

Las vitaminas del complejo B cumplen un papel central en el metabolismo de los neurotransmisores involucrados en trastornos psiquiátricos. Específicamente, la tiamina (B1), riboflavina (B2), piridoxina (B6), ácido fólico (B9) y cobalamina (B12) participan en pasos importantes de los procesos que conducen a la síntesis de noradrenalina, dopamina, serotonina, ácido gama amino butírico y acetilcolina. Todos los anteriores, excepto la tiamina, también actúan como coenzimas en la síntesis del 5-metiltetrahidrofolato (5-MTHF) y del S-adenosilmetionina (SAMe), con acciones antidepresivas significativas en sujetos de todas las edades. Las mejorías detectadas en pacientes psiquiátricos tratados con B6, B12, B9, 5-MTHF o SAMe, convierten a estas vitaminas en la clave para comprender la etiología bioquímica de estos trastornos psiquiátricos. Dada la evidencia creciente de que la administración de vitaminas del complejo B y derivados del folato mejora las funciones afectivas y cognoscitivas, se considera fundamental el análisis de la ingesta, absorción y utilización de las vitaminas del complejo B en pacientes con depresión, junto con esfuerzos para identificar marcadores de déficit de las mismas a nivel del sistema nervioso central.
A su vez, los ácidos grasos poliinsaturados y el colesterol son los principales determinantes de las propiedades biofísicas de las membranas neuronales, además los ácidos grasos esenciales corresponden al 45% de todos los presentes en las membranas sinápticas y juegan un rol activo en el funcionamiento de las membranas neuronales. El cerebro contiene una alta concentración de ácidos grasos poliinsaturados que corresponde a alrededor del 20% de su peso seco y en el sistema nervioso central, uno de cada tres ácidos grasos es poliinsaturado. En la población general se ha observado que pacientes afectados por episodios de depresión mayor poseen disminuidos niveles de omega-3 en fosfolípidos plasmáticos, ésteres de colesterol, en membranas de eritrocitos y en tejido adiposo. También se han asociado regiones con bajo consumo de alimentos que aportan estos nutrientes, con elevadas prevalencias de depresión. En forma concordante se han realizado intervenciones en pacientes depresivos, que consisten en suplementarlos con ácidos grasos omega-3, por cortos períodos, lográndose mejoras estadísticamente significativas de los síntomas depresivos, incluso de la ideación suicida en pacientes resistentes a tratamiento.
El propósito del trabajo de investigación fue evaluar la ingesta alimentaria de piridoxina, ácido fólico, vitamina B12 y ácidos grasos omega 3 en pacientes con Trastorno Depresivo Mayor (TDM), y su adecuación con las recomendaciones nutricionales para esos nutrientes. Asimismo, se procuró establecer la prevalencia de consumo de suplementos de vitaminas del complejo B y AG omega 3. Se llevó a cabo un estudio cuantitativo, descriptivo, no experimental, y transversal. La muestra está constituida por 65 pacientes, de ambos sexos de edades comprendidas entre los 23-85 años de edad, con diagnóstico clínico de TDM que se encuentran bajo tratamiento psiquiátrico ambulatorio en una Clínica Privada, un Centro Asistencia Primaria de la Salud Municipal y el Hospital Público de la ciudad de Mar del Plata. Entre las variables de estudio se encuentran la edad, el sexo, centro de atención, ingesta alimentaria de vitaminas B6, B9 y B12 y de AG omega 3, consumo de suplementos, ingesta de alimentos fuente de los nutrientes en cuestión, tabaquismo y fluctuaciones de peso. Entre los instrumentos seleccionados para la investigación, se aplicó un cuestionario de frecuencia de consumo semanal de alimentos. Para la estandarización de porciones se emplearon los modelos visuales de alimentos y tablas de relación peso/volumen elaboradas por Vázquez, M.B. y Witriw, A.M. Se determinaron las proporciones de vitaminas y ácidos grasos aportados mediante el programa informático Nutrisol que adopta como referencia las Tablas de Composición de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Para emitir un juicio sobre la adecuación de la dieta, se compararon las ingestas con las DRIs (Dietary Reference Intakes)-RDA, de 1997-2001 formuladas por el Food and Nutrition Board -Institute of Medicine. Para el análisis estadístico se utiliza el programa XLSTAT Versión 2009 4.02.
Se ha detectado como principal problema nutricional la ingesta insuficiente de vitaminas y ácidos grasos esenciales, que condiciona la evolución y el tratamiento de los pacientes con TDM. La dieta habitual presenta marcados desequilibrios, principalmente una ingesta pobre de carnes, pescados, cereales enteros, legumbres, vegetales de hoja, frutas secas y aceites ricos en omega. Se evidencia el consumo de suplementos en el 26% de la muestra siendo más frecuente su uso en pacientes que asisten a instituciones de ámbito privado. Se puede considerar que la suplementación como estrategia para combatir la deficiencia de micronutrientes junto a la fortificación y diversificación de la alimentación, podrían desempeñar un papel eficiente en la mejoría del estado nutricional de la población y en la evolución de la enfermedad.

Lic. en Nutrición Marina Lourdes Castillo (Universidad FASTA)
Asesoramiento:
Lic. en Nutrición Alina Rodríguez Monteverde; Dr. Aníbal Castillo, Especialista en Psiquiatría y Psicología Médica; y Departamento de Metodología de la Investigación. Universidad FASTA.

1 comentario:

soydeaqui dijo...

Habla muy bien de este medio publicar un artículo de este nivel. Ojalá esto no sea la excepción. Felicitaciones!.