Luego de una primera instancia de reconocimiento de las instalaciones, familiarizarse con el lugar, presentarse a los profesionales del CAPS, reunirse con la asistente social Elisa Sosa, se planificaron actividades interdisciplinarias y se definieron pautas para las entrevistas a los pacientes y la elaboración y entrega de los planes alimentarios.
Se realizaron evaluaciones antropométricas para determinar el estado nutricional de los pacientes que concurrían al Centro, a partir del peso y la talla. Las patologías más comunes observadas fueron obesidad, dislipemias, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, patologías gastrointestinales, obesidad en embarazo, bajo peso e insuficiencia renal.
Las actividades relevantes fueron las de Educación nutricional. Una de ellas en el área de la pediatría, las mismas se realizaban antes del control pediátrico, dirigida a las madres y padres de los niños que asistían al control, se realizaban en conjunto y coordinación con los pediatras y enfermera del centro.
Las charlas siempre se adecuaron a las edades de los niños, se sugirieron hábitos alimentarios saludables acordes a cada edad, ideas de papillas y preparaciones, se trato de la importancia de la planificación de las comidas y el número de comidas que debe realizar el niño de acuerdo a su edad. Al finalizar se entregaban folletos con recomendaciones nutricionales y ejemplos de preparaciones. Las charlas realizadas fueron para niños de 4, 6, 12 y 15 meses, 3, 4 y 5 años.
Se realizo un taller de cocina para personas diabéticas e hipertensas en el salón de Caritas. Se prepararon tres comidas a base de verduras: budín de vegetales, milanesas de zapallo y paquetitos de acelga rellenos; la intensión del taller fue dar las personas nuevas ideas para incrementar el consumo de verduras siempre adaptadas a su patología. También se explicaron buenas prácticas de manipulación de alimentos para tener siempre en cuenta durante la preparación de comidas. Al finalizar se hizo una degustación y se entregaron folletos uno con información sobre buenas prácticas de manipulación y el otro de consejos para tener una alimentación saludable y las recetas realizadas.
Otro de los talleres fue el de una representación grupal del desayuno, dirigido a mujeres que concurren a clases de gimnasia, bajo el programa de factores de riesgo cardiovascular.
Desde la práctica profesional de nutrición se participo de reuniones de red con representantes de diferentes instituciones de la zona, donde se convoco a los vecinos e instituciones para participar en talleres de alimentación saludable y de Pro Huerta.
La experiencia de la nutrición comunitaria es enriquecedora y productiva tanto para los estudiantes que aprender en servicio, jerarquizando la formación al estar en contacto directo con la comunidad, aprendiendo de las personas. Así mismo la comunidad y el equipo de salud interdisciplinario del centro valoran enormemente el servicio solidario profesional para mejorar la calidad de vida, a través de la educación alimentaria.
Lic. Natalia Sordini
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