Este trabajo nos demuestra lo efectivo que puede ser el recurso de la Banda Gástrica en el tratamiento de la obesidad, y nos enseña que si bien este método es de gran ayuda para el paciente no es “mágica” ya que debe acompañarse de una serie de cambios logrados con responsabilidad, esfuerzo y sacrificio como lo son la alimentación y el sedentarismo.
Los pacientes evaluados en éste trabajo fueron 45, todos operados con Banda Gástrica en el Instituto de Globesidad. En ellos se analizó la variación del IMC desde el inicio del tratamiento hasta los seis meses de la misma y también el cambio en los patrones de consumo alimentario que se produjo en ese periodo. El 67% de los pacientes fueron mujeres, y la distribución por edad va desde los 16 hasta los 64 años, siendo la mayor frecuencia (38%) para pacientes de 46 a 55 años.
La población en estudio presentó diferentes grados de obesidad; en la primera consulta el 50% de los pacientes presentaron un IMC > a 50, es decir Obesidad IV y el resto 26%, 16% y 7% para Obesidad grado III, II y I respectivamente. A los seis meses de la Banda Gástrica se observó que el gran porcentaje de super obesos disminuyó al 20%, logrando un incremento en obesos tipo III a 35%, pero también surgió un nuevo grupo de pacientes, los pacientes con sobrepeso (11%) que antes tenían algún grado de obesidad.
El porcentaje de descenso del IMC es positivo en los seis meses de la Banda, si bien en estudios publicados, el porcentaje de descenso a este tiempo de la cirugía bariatrica es alrededor del 10%, en este trabajo el 73% de los pacientes disminuyeron más del 15% de descenso su IMC, y esto se traduce a una significativa reducción del peso corporal. Para lograr esto, la banda por si sola no es efectiva, el éxito radica en el cambio de estilo de vida de las personas, donde los hábitos alimentarios y la actividad física juegan un papel fundamental. Los pacientes que realizan algún tipo de actividad a los seis meses de la banda gástrica es del 55%, y este porcentaje coincide con los pacientes que mayor descenso de IMC tuvieron; algo similar sucedió con los patrones de consumo alimentario donde el cambio de alimentación se produjo en el 78% de los pacientes y ellos lograron disminuir más del 15% su IMC.
Los pacientes que más descenso de peso tuvieron, más del 25% de descenso del IMC, en su totalidad realizan actividad física y cambiaron sus patrones de consumo alimentario. Por el contrario quienes menos disminución tuvieron, menos del 10%, no realizan ejercicio y sólo un 5% cambio sus patrones de consumo. Con esto queda bien claro que es fundamental el cambio para conseguir el éxito.
En cuanto a las características de la alimentación, como se dijo con anterioridad el 78% de los pacientes lograron un cambio en los patrones de consumo alimentario no sólo en la cantidad sino también en la frecuencia y calidad, así por ejemplo pasaron de consumir cualquier tipo de queso a consumir sólo los descremados, pasaron de cortes de carne grasos a magros, de consumir el pollo con piel al pollo sin ella, de consumir vegetales en una de las comidas para pasar a comerlos en ambas comidas principales, de colacionar infusión con galletitas a cambiarlas por yogur y frutas. En cuanto al pan antes los consumían en cualquier comida ahora limitan su consumo al desayuno y merienda. Dejaron de lado las golosinas, gaseosas, snacks y cuerpos grasos como mantecas y cremas. Finalmente las preparaciones elegidas en un principio eran frituras y salteados cambiando las mismas por horneados o hervidos.
La Banda es simplemente una ayuda pero toda la responsabilidad es del paciente, asistiendo a los controles, consultando dudas y compartiendo su experiencia con otros pacientes para sentir contención no solo por parte del grupo interdisciplinario del Instituto sino también por personas que pasan por lo mismo que él.
Los pacientes evaluados en éste trabajo fueron 45, todos operados con Banda Gástrica en el Instituto de Globesidad. En ellos se analizó la variación del IMC desde el inicio del tratamiento hasta los seis meses de la misma y también el cambio en los patrones de consumo alimentario que se produjo en ese periodo. El 67% de los pacientes fueron mujeres, y la distribución por edad va desde los 16 hasta los 64 años, siendo la mayor frecuencia (38%) para pacientes de 46 a 55 años.
La población en estudio presentó diferentes grados de obesidad; en la primera consulta el 50% de los pacientes presentaron un IMC > a 50, es decir Obesidad IV y el resto 26%, 16% y 7% para Obesidad grado III, II y I respectivamente. A los seis meses de la Banda Gástrica se observó que el gran porcentaje de super obesos disminuyó al 20%, logrando un incremento en obesos tipo III a 35%, pero también surgió un nuevo grupo de pacientes, los pacientes con sobrepeso (11%) que antes tenían algún grado de obesidad.
El porcentaje de descenso del IMC es positivo en los seis meses de la Banda, si bien en estudios publicados, el porcentaje de descenso a este tiempo de la cirugía bariatrica es alrededor del 10%, en este trabajo el 73% de los pacientes disminuyeron más del 15% de descenso su IMC, y esto se traduce a una significativa reducción del peso corporal. Para lograr esto, la banda por si sola no es efectiva, el éxito radica en el cambio de estilo de vida de las personas, donde los hábitos alimentarios y la actividad física juegan un papel fundamental. Los pacientes que realizan algún tipo de actividad a los seis meses de la banda gástrica es del 55%, y este porcentaje coincide con los pacientes que mayor descenso de IMC tuvieron; algo similar sucedió con los patrones de consumo alimentario donde el cambio de alimentación se produjo en el 78% de los pacientes y ellos lograron disminuir más del 15% su IMC.
Los pacientes que más descenso de peso tuvieron, más del 25% de descenso del IMC, en su totalidad realizan actividad física y cambiaron sus patrones de consumo alimentario. Por el contrario quienes menos disminución tuvieron, menos del 10%, no realizan ejercicio y sólo un 5% cambio sus patrones de consumo. Con esto queda bien claro que es fundamental el cambio para conseguir el éxito.
En cuanto a las características de la alimentación, como se dijo con anterioridad el 78% de los pacientes lograron un cambio en los patrones de consumo alimentario no sólo en la cantidad sino también en la frecuencia y calidad, así por ejemplo pasaron de consumir cualquier tipo de queso a consumir sólo los descremados, pasaron de cortes de carne grasos a magros, de consumir el pollo con piel al pollo sin ella, de consumir vegetales en una de las comidas para pasar a comerlos en ambas comidas principales, de colacionar infusión con galletitas a cambiarlas por yogur y frutas. En cuanto al pan antes los consumían en cualquier comida ahora limitan su consumo al desayuno y merienda. Dejaron de lado las golosinas, gaseosas, snacks y cuerpos grasos como mantecas y cremas. Finalmente las preparaciones elegidas en un principio eran frituras y salteados cambiando las mismas por horneados o hervidos.
La Banda es simplemente una ayuda pero toda la responsabilidad es del paciente, asistiendo a los controles, consultando dudas y compartiendo su experiencia con otros pacientes para sentir contención no solo por parte del grupo interdisciplinario del Instituto sino también por personas que pasan por lo mismo que él.
Ma. Cristina Rodríguez
Lic. en Nutrición
Lic. en Nutrición
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