El término fonoaudiología fue creado en 1951 por el Dr. Juan Manuel Tato, desde entonces nuestra profesión es una disciplina que va creciendo en forma constante y modificándose de acuerdo a las necesidades de la sociedad. Las mismas se fueron reflejando en el perfil actual del fonoaudiólogo.
Podemos ubicar nuestra actividad profesional, como mínimo en tres planos diferentes: asistencial, educacional y científico.
A lo largo de este crecimiento, la fonoaudiología se ha ido independizando de
los servicios de otorrinolaringología y odontología, para interactuar con diversas especialidades médicas y afines, por ejemplo: Clínica médica, Neonatología, Pediatría, Psicología, Psiquiatría Infantil, Odontología, Odontopediatría, Neumonología, Neurología, Geriatría, Psicopedagogía, Cirugía Plástica, Otorrinolaringología, Oncología, Gastroenterología, Terapia Ocupacional.
Atrás quedó la imagen del fonoaudiólogo cuya actividad profesional era la reeducación de dislalias y realizaba estudios audiológicos, el campo profesional fue creciendo junto a los avances de otras áreas como por ejemplo la tecnología que nos permiten realizar estudios más sofisticados ayudando a un diagnóstico certero.
Las investigaciones científicas en todas las áreas de nuestra disciplina han aumentado considerablemente, llevando a nuestra actividad profesional a diversificarse cada día más, siendo cada vez más amplio el campo de trabajo del fonoaudiólogo.
Actualmente la fonoaudiología se define como una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la comunicación humana y su manifestación en los trastornos de la voz, la audición y el lenguaje. Persigue como objetivo la promoción, prevención, terapéutica y rehabilitación de los disturbios de la voz, audición y lenguaje. Sin olvidar la investigación, evaluación, diagnóstico y asesoramiento en cada una de las áreas.
El proyecto de Ley define el ejercicio profesional dentro de las siguientes actividades: detección, intervención temprana, diagnóstico fonoaudiológico, diagnóstico diferencial, la recuperación y terapéutica de los trastornos de la comunicación humana en relación con las áreas de voz, habla; lenguaje; fonoestomatología; audición; función vestibular; selección, recomendación y control de equipamiento protésico auditivo. A lo anterior se le suma la valoración de las manifestaciones clínicas y su sintomatología de los trastornos de la lectura y escritura, en relación a las alteraciones del lenguaje en diferentes entidades nosológicas.
Podemos ubicar nuestra actividad profesional, como mínimo en tres planos diferentes: asistencial, educacional y científico.
A lo largo de este crecimiento, la fonoaudiología se ha ido independizando de
los servicios de otorrinolaringología y odontología, para interactuar con diversas especialidades médicas y afines, por ejemplo: Clínica médica, Neonatología, Pediatría, Psicología, Psiquiatría Infantil, Odontología, Odontopediatría, Neumonología, Neurología, Geriatría, Psicopedagogía, Cirugía Plástica, Otorrinolaringología, Oncología, Gastroenterología, Terapia Ocupacional.Atrás quedó la imagen del fonoaudiólogo cuya actividad profesional era la reeducación de dislalias y realizaba estudios audiológicos, el campo profesional fue creciendo junto a los avances de otras áreas como por ejemplo la tecnología que nos permiten realizar estudios más sofisticados ayudando a un diagnóstico certero.
Las investigaciones científicas en todas las áreas de nuestra disciplina han aumentado considerablemente, llevando a nuestra actividad profesional a diversificarse cada día más, siendo cada vez más amplio el campo de trabajo del fonoaudiólogo.
Actualmente la fonoaudiología se define como una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la comunicación humana y su manifestación en los trastornos de la voz, la audición y el lenguaje. Persigue como objetivo la promoción, prevención, terapéutica y rehabilitación de los disturbios de la voz, audición y lenguaje. Sin olvidar la investigación, evaluación, diagnóstico y asesoramiento en cada una de las áreas.
El proyecto de Ley define el ejercicio profesional dentro de las siguientes actividades: detección, intervención temprana, diagnóstico fonoaudiológico, diagnóstico diferencial, la recuperación y terapéutica de los trastornos de la comunicación humana en relación con las áreas de voz, habla; lenguaje; fonoestomatología; audición; función vestibular; selección, recomendación y control de equipamiento protésico auditivo. A lo anterior se le suma la valoración de las manifestaciones clínicas y su sintomatología de los trastornos de la lectura y escritura, en relación a las alteraciones del lenguaje en diferentes entidades nosológicas.
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