Transcurría el año 1966 cuando el Dra. Brenda Milner dejaba constancia de un caso acerca de un joven de 27 años (HM) a quien se le habían resecado las partes mediales de ambos lóbulos temporales.
Al parecer este joven que se desempeñaba como operario, sufría desde su niñez de epilepsia, que no podía ser controlada totalmente por los fármacos. El origen de este padecimiento estaría relacionado con un trauma que el paciente había tenido a los nueve años cuando al caer de su bicicleta se rompió el cráneo dejándolo inconsciente por cinco minutos. El Dr. William Scoville, en el Clinical Research Center de Toronto (Montreal/Canadá) lo intervino el 23 de agosto de 1953, practicándole una incisión de ocho centímetros de longitud en el lóbulo temporal medial, tomando también corteza, la amígdala y dos tercios anteriores del hipocampo, todo este procedimiento fue realizado para remediar sus ataques de epilepsia. Al quitársele el hipocampo se retiró conjuntamente una pequeña área bilateral del lóbulo temporal medial. Al comenzar la recuperación se pudo evaluar que las crisis epilépticas habían desaparecido, inclusive su coeficiente intelectual también había mejorado de 104 a 118, pero aparecía un problema que nadie hubiera imaginado, HM no podía aprender cosas nuevas. Veamos qué nos cuentan las historias clínicas de HM de aquel momento después de la operación. En una historia clínica se encuentra anotado que durante tres noches en las cuales se encontraba internado en el hospital (Clinical Research Center), llamó a la enfermera nocturna para preguntarle, después de disculparse reiteradas veces, si le podía comunicar en dónde se hallaba y cómo había llegado a este lugar. Evidentemente HM se daba cuenta que se encontraba en un hospital, pero él no era capaza de poder reconstruir lo acontecido el día anterior. Desde la cirugía presentaba una pérdida grave para establecer y formar hullas en su memoria. HM se refería a su propio estado, como un paseo dentro de un sueño, sentía que todos los días eran iguales en sí mismos, él pudo comprender su entorno pero no pudo unir el presente ya que no recordaba lo que acababa de ocurrir. El trastorno ocasionado en su memoria era casi completo para los hechos y experiencias que eran posteriores a su lesión.
Su vida ahora está formada con recuerdos de pocos segundos de duración. Su madre observa que hace el mismo rompecabezas, día tras día, sin mostrar ningún efecto debido a la práctica y que lee las mismas revistas una y otra vez sin encontrar nunca familiares sus contenidos. El mismo olvido se aplica a las personas que ha conocido después de la operación, incluyendo a los vecinos que han visitado regularmente la casa en los últimos 6 años. No ha aprendido sus nombres y no reconoce a ninguno de ellos si los encuentra en la calle. Su reacción emocional inicial puede ser intensa, pero será de corta duración, ya que el incidente que la provoca se olvida pronto. Así, cuando se le informó de la muerte de su tío, al que se hallaba muy apegado, se puso muy mal, aunque enseguida pareció olvidar todo el asunto y de vez en cuando, más adelante, preguntaba cuándo iba a venir a visitarles su tío; cada vez que oía de nuevo la noticia de su muerte, mostraba los mismos síntomas de intensa consternación, sin la menor sombra de habituación. El único modo en que este paciente puede mantener información nueva es por repetición verbal continua, produciéndose el olvido tan pronto como esa repetición se ve interrumpida por alguna actividad nueva que llame su atención. Al pedirle que se aprendiera el número 584 pudo repetirlo inmediatamente después durante varios minutos. Sin embargo olvidó el número cuando se distrajo momentáneamente. Tenía grandes problemas de memoria espacial: al trasladarse a una nueva casa, le llevó casi un año aprender el camino para ir a ella. Cuando realizaba las pruebas neuropsicológicas, levantaba la vista repentinamente y decía con cierta ansiedad: “Me pregunto en este momento si he hecho o he dicho algo mal. ¿Sabe Ud.? En este momento lo tengo todo claro, pero ¿qué ha ocurrido inmediatamente antes? Eso es lo que me preocupa. Es como el despertar de un sueño: simplemente no recuerdo”. HM mantenía intacta la comprensión del lenguaje. No podía describir su trabajo en el centro de rehabilitación estatal (colocar encendedores en cajas de cartulina), aún después de 6 meses de dedicación diaria. Sin embargo llegó a ser "vagamente consciente" de la muerte de su padre y del asesinato del Presidente Kennedy. HM no mejoró su memoria con el paso del tiempo, aunque podía realizar solamente aprendizajes motores. Por ejemplo aprendió a remarcar las líneas del contorno de una estrella mientras miraba su mano y la estrella en un espejo al igual que los sujetos normales cuando aprenden esta tarea. Inicialmente cometió muchos errores que corrigió después de varios días de práctica. La memoria a corto plazo estaba intacta al igual que la memoria del pasado y de la infancia.”
La cirugía dejó en HM una amnesia retrógrada parcial que afecta sus recuerdos de los años previos a la operación, es de destacar que HM y la Dra. Brenda Miler han trabajado casi durante cuarenta años y han tenido que presentarse juntos cada vez que han sido requeridos para estudiar y actualizar el caso y siempre HM dice tener una edad inferior a la que tiene y no puede reconocer una fotografía reciente de sí mismo. Y por último algo que Ud. estimado lector quiere saber, sí, HM sigue vivo.
Al parecer este joven que se desempeñaba como operario, sufría desde su niñez de epilepsia, que no podía ser controlada totalmente por los fármacos. El origen de este padecimiento estaría relacionado con un trauma que el paciente había tenido a los nueve años cuando al caer de su bicicleta se rompió el cráneo dejándolo inconsciente por cinco minutos. El Dr. William Scoville, en el Clinical Research Center de Toronto (Montreal/Canadá) lo intervino el 23 de agosto de 1953, practicándole una incisión de ocho centímetros de longitud en el lóbulo temporal medial, tomando también corteza, la amígdala y dos tercios anteriores del hipocampo, todo este procedimiento fue realizado para remediar sus ataques de epilepsia. Al quitársele el hipocampo se retiró conjuntamente una pequeña área bilateral del lóbulo temporal medial. Al comenzar la recuperación se pudo evaluar que las crisis epilépticas habían desaparecido, inclusive su coeficiente intelectual también había mejorado de 104 a 118, pero aparecía un problema que nadie hubiera imaginado, HM no podía aprender cosas nuevas. Veamos qué nos cuentan las historias clínicas de HM de aquel momento después de la operación. En una historia clínica se encuentra anotado que durante tres noches en las cuales se encontraba internado en el hospital (Clinical Research Center), llamó a la enfermera nocturna para preguntarle, después de disculparse reiteradas veces, si le podía comunicar en dónde se hallaba y cómo había llegado a este lugar. Evidentemente HM se daba cuenta que se encontraba en un hospital, pero él no era capaza de poder reconstruir lo acontecido el día anterior. Desde la cirugía presentaba una pérdida grave para establecer y formar hullas en su memoria. HM se refería a su propio estado, como un paseo dentro de un sueño, sentía que todos los días eran iguales en sí mismos, él pudo comprender su entorno pero no pudo unir el presente ya que no recordaba lo que acababa de ocurrir. El trastorno ocasionado en su memoria era casi completo para los hechos y experiencias que eran posteriores a su lesión.
Su vida ahora está formada con recuerdos de pocos segundos de duración. Su madre observa que hace el mismo rompecabezas, día tras día, sin mostrar ningún efecto debido a la práctica y que lee las mismas revistas una y otra vez sin encontrar nunca familiares sus contenidos. El mismo olvido se aplica a las personas que ha conocido después de la operación, incluyendo a los vecinos que han visitado regularmente la casa en los últimos 6 años. No ha aprendido sus nombres y no reconoce a ninguno de ellos si los encuentra en la calle. Su reacción emocional inicial puede ser intensa, pero será de corta duración, ya que el incidente que la provoca se olvida pronto. Así, cuando se le informó de la muerte de su tío, al que se hallaba muy apegado, se puso muy mal, aunque enseguida pareció olvidar todo el asunto y de vez en cuando, más adelante, preguntaba cuándo iba a venir a visitarles su tío; cada vez que oía de nuevo la noticia de su muerte, mostraba los mismos síntomas de intensa consternación, sin la menor sombra de habituación. El único modo en que este paciente puede mantener información nueva es por repetición verbal continua, produciéndose el olvido tan pronto como esa repetición se ve interrumpida por alguna actividad nueva que llame su atención. Al pedirle que se aprendiera el número 584 pudo repetirlo inmediatamente después durante varios minutos. Sin embargo olvidó el número cuando se distrajo momentáneamente. Tenía grandes problemas de memoria espacial: al trasladarse a una nueva casa, le llevó casi un año aprender el camino para ir a ella. Cuando realizaba las pruebas neuropsicológicas, levantaba la vista repentinamente y decía con cierta ansiedad: “Me pregunto en este momento si he hecho o he dicho algo mal. ¿Sabe Ud.? En este momento lo tengo todo claro, pero ¿qué ha ocurrido inmediatamente antes? Eso es lo que me preocupa. Es como el despertar de un sueño: simplemente no recuerdo”. HM mantenía intacta la comprensión del lenguaje. No podía describir su trabajo en el centro de rehabilitación estatal (colocar encendedores en cajas de cartulina), aún después de 6 meses de dedicación diaria. Sin embargo llegó a ser "vagamente consciente" de la muerte de su padre y del asesinato del Presidente Kennedy. HM no mejoró su memoria con el paso del tiempo, aunque podía realizar solamente aprendizajes motores. Por ejemplo aprendió a remarcar las líneas del contorno de una estrella mientras miraba su mano y la estrella en un espejo al igual que los sujetos normales cuando aprenden esta tarea. Inicialmente cometió muchos errores que corrigió después de varios días de práctica. La memoria a corto plazo estaba intacta al igual que la memoria del pasado y de la infancia.”
La cirugía dejó en HM una amnesia retrógrada parcial que afecta sus recuerdos de los años previos a la operación, es de destacar que HM y la Dra. Brenda Miler han trabajado casi durante cuarenta años y han tenido que presentarse juntos cada vez que han sido requeridos para estudiar y actualizar el caso y siempre HM dice tener una edad inferior a la que tiene y no puede reconocer una fotografía reciente de sí mismo. Y por último algo que Ud. estimado lector quiere saber, sí, HM sigue vivo.
Prof. Dr. Scaglione Guillermo
Titular de Fisiología
Carrera de Kinesiología
Titular de Fisiología
Carrera de Kinesiología
Facultad de Ciencias de la Salud
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