26 mayo 2008

31 de mayo: Día Mundial sin Tabaco

Prevención: El mejor camino para no enfermar

Los ambientes libres de humo de tabaco conforman una necesidad imperiosa para la salud del ser humano.
La Organización Mundial de la Salud define el fumar como la más grave enfermedad prematura y prevenible contemporánea. Se calcula que en mundo mueren 50.000.000 de personas en un año, cifra que podría duplicarse en el 2030, de no mediar un abordaje integral de la problemática del tabaquismo.
Se observa un claro desplazamiento de la epidemia hacia los países de menor desarrollo y hacia aquellos que poseen débiles regulaciones sobre los productos del tabaco.
Para alcanzar un impacto sanitario adecuado es necesario articular las acciones de distintos estamentos gubernamentales, educativos, etc. que involucren a la sociedad civil, científica y académica.
Las políticas mundiales tienden a implementar ambientes totalmente libres de humo de tabaco. Los ambientes laborales libres de humo ayudan a proteger la salud de los trabajadores, reducen el ausentismo, aumentan la productividad y mejoran la satisfacción del personal.
Los ambientes 100% libres de humo reducen la aceptabilidad social de fumar (factor muy importante dado que la permisividad contribuye a que el fumador no tome conciencia de que perjudica a quienes lo rodean), reduce el consumo por parte de los fumadores y aumenta la cesación del hábito por parte de los empleados.
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina mueren más de 100 fumadores por día y consume tabaco el 33.5% de la población adulta. Comienzan a fumar 500 jóvenes por día y la edad de inicio es cada vez menor (el 30% ha probado cigarrillos antes de los 11 años de edad).
Las sustancias contenidas en el humo del tabaco superan las 4.500 y entre las más conocidas y peligrosas para la salud se encuentran: el monóxido de carbono, los alquitranes que son sustancias cancerígenas que, juntamente con otras sustancias nocivas contenidas en el humo, acarrean cáncer de pulmón, enfisema pulmonar, bronquitis crónica; y la nicotina que es más adictiva que la cocaína y la marihuana y crea la dependencia al tabaco.
Por su parte los no fumadores o fumadores pasivos, absorben estas sustancias contenidas en el cigarrillo, cigarro o habanos, de la misma forma que los fumadores.
La cantidad de tóxicos absorbidos pasivamente depende de la extensión y la densidad de la exposición, además de la calidad de ventilación del ambiente.
Los fumadores pasivos sufren los efectos inmediatos de la contaminación ambiental por el tabaco, tales como irritación de los ojos, manifestaciones nasales, dolor de cabeza, problemas alérgicos, angina y precordialgias. La permanencia en un ambiente contaminado permite la absorción de cantidades de sustancias nocivas en concentraciones similares a las de quien fuma.
Según los expertos de la Sociedad Europea de Oncología Médica en los países desarrollados podrían impedirse entre un 50 y un 60 por ciento de las enfermedades por cáncer con una adecuada prevención, atribuyendo un efecto muy positivo a las campañas contra el tabaco, en vista de que en algunos países las muertes por cáncer de pulmón retroceden por esta intervención.
En Argentina 50.000 personas mueren por año por enfermedades vinculadas al tabaquismo y 6.000 de ellas son fumadores pasivos. No obstante se nota un cambio social en la población respecto a este hábito, dado que de un 40% de fumadores en el año 1999, se pasó a un 34% en el 2004 y a un 33.5% en el 2006.
Un estudio realizado en España demostró que las muertes prematuras evitables como consecuencia del tabaco, asciende al 16% de todas las muertes entre los mayores de 35 años de edad, más que el SIDA, el alcohol, las drogas ilegales y los accidentes de tránsito, todos juntos.
Respecto al impacto económico que representa para el Estado la epidemia producida por la adicción al tabaco, el costo duplica ampliamente el ingreso en concepto de impuestos provenientes de la producción y comercialización de este producto.
Estamos ante un fenómeno de una enorme magnitud social, de una verdadera epidemia que lleva a una pérdida de cantidad y calidad de vida en forma prematura, y que únicamente con prevención podemos evitar.

Lic. Beatriz Alfei
Maestría en salud pública y epidemiología
Docente de la Facultad de Ciencias de la Salud
Metodología de la Investigación y epidemiología
Miembro del Comité Universitario Libre de Humo de Tabaco

Universidad FASTA

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