21 abril 2015

Mitos y verdades de la gripe

La gripe es una enfermedad viral altamente contagiosa que impacta en todos los grupos etarios, que cada año puede afectar hasta el 15% de la población mundial y producir hasta 500.000 muertes. Por esta razón, muchos organismos internacionales y en particular la Organización Mundial de la Salud (OMS) trabajan para concientizar a la población sobre la importancia individual y colectiva de la vacunación antigripal. Sin embargo, la cobertura a nivel mundial aún permanece baja. La OMS se ha impuesto el reto de inmunizar a por lo menos el 75% de la población en riesgo, meta que en la Argentina está muy lejos de ser lograda en parte por el desconocimiento de sus ventajas y por la existencia de mitos que minimizan su importancia.
Mito 1: No es necesario vacunarse todos los años y la vacunación es exclusivamente a principios de otoño.
FALSO.
Es indispensable aplicarse la vacuna antigripal cada año ya que las cepas del virus de influenza que producen la gripe cambian año a año. Además, los anticuerpos (defensas) que se originan por la vacunación duran de 10 a 12 meses. La composición de la vacuna es revisada anualmente y un grupo experto de la Organización Mundial de la Salud recomienda cada temporada las cepas que deberán estar incluidas acorde a los nuevos virus circulantes.
Para la temporada 2015 en el Hemisferio Sur, la composición recomendada incluye tres cepas, de las cuales dos son nuevas:
* Cepa H1N1: A/California/07/2009 – X179A
* Cepa H3N2: A/South Australia/55/2014 IVR175 (nueva)
* Cepa B: B/Phuket/3073/2013 en estado natural (nueva)
Si bien la mejor época para vacunarse es entre abril y mayo, la actividad más alta del virus se presenta desde junio hasta septiembre por lo que la vacunación es beneficiosa aún avanzado el invierno.
Mito 2: La vacuna antigripal puede causar gripe y tiene efectos secundarios.
FALSO.
La vacuna no contiene el virus vivo de la gripe, por lo que no puede causar la enfermedad. Para su producción se realizan procesos en el laboratorio que modifican al virus que no sólo no se encuentra “vivo” sino que tampoco está entero.
Los efectos adversos son poco frecuentes (incidencia menor al 4%) y en general son localizados como dolor en el sitio de aplicación o sistémicas como fiebre que no suele superar los 38° C.
La vacuna es altamente eficaz para prevenir la gripe. Por lo tanto, es conveniente aplicarla porque previene en un porcentaje muy elevado la gripe y sus complicaciones, en cifras que pueden llegar a un 85% o más.
Mito 3: La vacuna antigripal sólo es para las personas mayores y no es necesario aplicarla en niños.
FALSO.
Personas con diferentes características son consideradas un grupo de riesgo por las complicaciones de la gripe. La vacunación se recomienda en:
· Niños en edades comprendidas entre 6 y 59 meses
· Mayores de 50 años
· Embarazadas en época de gripe
· Pacientes mayores de 6 meses de edad con enfermedades crónicas de base: Cardiovasculares, pulmonares (incluida el asma), metabólicas (como la diabetes), y renales.
· Contactos cercanos de niños de 0-59 meses y de pacientes con enfermedades crónicas de base.
· Inmunocomprometidos.
· Residentes de instituciones cerradas.
· Trabajadores de la salud.
Existen dos razones fundamentales que evidencian el valor de la vacunación en los niños. Por un lado, que las tasas de hospitalización de niños menores de 2 años son comparables a las de las personas mayores de 65 años y que, luego de la vacunación, en el grupo de 2 a 5 años se reduce significativamente las consultas médicas ambulatorias y sus costos asociados.
Por su parte, los adultos jóvenes y sanos se benefician a la hora de recibir la vacunación antigripal porque disminuyen el riesgo de enfermarse y afectar sus actividades habituales.
Mito 4: la gripe se cura con antitérmicos y antibióticos por lo que no se necesita la vacuna.
FALSO.
Suele haber una confusión entre lo que es la gripe y un resfrío común. Las causas que la originan y los síntomas son diferentes y, en consecuencia, su prevención y tratamiento también. La gripe es una enfermedad altamente contagiosa que se caracteriza por síntomas como: fiebre alta durante 3 a 4 días, malestar general severo y postración, pérdida de apetito, fatiga que puede durar hasta 2 o 3 semanas, dolor de cabeza.  Por el contrario el resfrío, que es causado por otros virus respiratorios, se presenta generalmente con estornudos, congestión nasal y dolor de garganta pero sin impedir, en la mayoría de los casos, el desarrollo de la vida habitual de la persona infectada.

Asesoró: Dra. Carlota Russ, médica infectóloga MN Nº41889.

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