Hace tiempo que las mujeres han alcanzado a los hombres en la acumulación de cansancio y agotamiento llegado el mes de diciembre, principalmente como resultado de haber logrado cubrir a lo largo del año todos los frentes que la sociedad moderna le exige como madre, hija, esposa, profesional, líder del hogar y empresaria, entre otros. Esta vorágine por cumplir con una multiplicidad de roles hace que deje frecuentemente de lado el cuidado de su salud.
El estrés definido como la consecuencia de una presión psicológica frente a situaciones a las que no podemos hacer frente o que nos desbordan, hace que cuando la situación se perpetúa en el tiempo conduzca al estado de estrés crónico que termina afectando al cuerpo, bajando las defensas, produciendo agotamiento físico y favoreciendo el desarrollo de enfermedad coronaria.
Es así que el estrés es considerado como un factor que se suma al riesgo cardiovascular y que además puede favorecer a otros factores de riesgo, tales como el hábito de fumar o trastornos en la alimentación. El estrés severo está claramente asociado con el infarto agudo de miocardio, y se entiende en la actualidad como un factor de riesgo tan importante como la hipertensión arterial, el tabaquismo y el colesterol elevado.
La enfermedad cardiovascular no perdona y es la primera causa de muerte en la mujer. En nuestro país una de cada tres mujeres muere por causas cardiovasculares. Siendo una de las principales causas la falta de conocimiento por la propia mujer, ya que tradicionalmente se ha considerado que las enfermedades cardiovasculares son una dolencia masculina.
"Es interesante notar -aclara la doctora Judith Zilberman del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA)- que los síntomas de las mujeres y los hombres suelen ser distintos, lo que contribuye que en algunos casos exista un subdiagnóstico o pase inadvertida la enfermedad cardiovascular. Sólo 1 de cada 3 mujeres tiene los síntomas típicos como el dolor de pecho que tienen los hombres. Y sólo un tercio de las mujeres presenta síntomas ‘atípicos’ como sensación de falta de aire, dolores abdominales, nauseas, vómitos entre otros. Si bien estos síntomas no son exclusivos de la enfermedad coronaria, en su presencia se aconseja consultar al médico clínico y al cardiólogo”.
La especialista del ICBA resalta que "la presencia de factores de riesgo predispone a padecer enfermedades cardiovasculares y estas se hacen más frecuentes después de la menopausia en el sexo femenino". Así, es frecuente el aumento del colesterol o triglicéridos favoreciendo la formación de depósitos de grasa que generan ateromas (cúmulo de colesterol) en las paredes de las arterias lo que conduce a la enfermedad vascular. Otros factores de riesgo que tienen una frecuencia e impacto diferente según el género son: la hipertensión arterial, el sobrepeso, el sedentarismo, y la diabetes. Es importante concientizar en que las mujeres realicen la consulta cardiológica a partir de los 45 años, ya que con la llegada de la menopausia aumentan los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Es trascendental la detección y control de los factores de riesgo desde edades tempranas, en especial en aquellas mujeres que tienen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular- hipertensión arterial, sedentarismo tabaquismo, y obesidad- quienes deben controlarse con más frecuencia.
Las enfermedades cardiovasculares pueden ser prevenibles. El 80% de estas enfermedades del corazón en mujeres están vinculadas con malos hábitos diarios, como una mala alimentación, la falta de ejercicio y el fumar, que como se mencionó anteriormente pueden ser generadas por el estrés.
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