11 agosto 2009

¿Cómo hacemos dieta en invierno?

El verano, o la proximidad del buen tiempo, siempre nos hacen pensar en poner nuestro cuerpo en “forma” para lucirlo al sol. Pero qué hay del invierno ¿debemos destinar esta época del año a hacer todo lo que no hacemos en la época estival y elegir permanentemente comidas densamente calóricos que irremediablemente nos llevan a aumentar de peso?
En realidad no, debemos encontrar el equilibrio de manera que podamos sentirnos y mantenernos bien durante todo el año, sin llegar a los extremos.
Nuestro organismo, como maquinaria perfecta de la naturaza, cuenta con innumerables sistemas orgánicos y bioquímicos para regular distintos aspectos de nuestra vida entre ellas el hambre y la saciedad.
Si elegimos concientemente los alimentos y los acompañamos de una adecuada actividad física seguidamente encontremos el equilibrio.
Tanto en verano como en invierno, para encontrar un equilibrio alimentario, tenemos que elegir alimentos cuya densidad caloría sea más baja de manera de favorecer el aumento de peso. Esto no implica necesariamente que deban ser alimentos fríos o poco elaborados o simplemente ensaladas o yogures.
Existen, y ellos son de consumo frecuente aunque así no los cataloguemos, varias preparaciones consideradas de pocas calorías que nos pueden ayudar en las dietas de inverno, entre ellas podemos mencionar las sopas, especialmente de verduras o los caldos tanto los caseros como los comerciales de denominación light y diet, son aptos para iniciar cualquier comida principal.
Dentro de los alimentos elegidos una de las dos comidas principales debe ser a base de alimentos proteicos como carnes y huevos o sus reemplazos, legumbres, entre las que encontramos lentejas, garbanzos, arvejas remojadas o soja.
Los acompañamientos deberían ser vegetales para completar el plato, pero claro, descartaríamos los platos fríos como ensaladas y pasaríamos a los revueltos, goulash, vegetales al wok, vegetales salteados y para ellos se utilizan los vegetales de estación que no sólo son más fáciles de conseguir, sino que nutricionalmente son más ricos. Los vegetales que podemos elegir son berenjenas, zucchini, zapallitos redondos, cebollas, pimientos, puerros y apio por ejemplo, que están en una buena época y que nos permiten saborizar las comidas.
Actualmente también contamos con múltiples salsas y aderezos reducidos en calorías que nos permiten saborizar nuestros platos, favoreciendo la realización de una dieta equilibrada cada día.
Para la cena podemos pensar en tartas de verduras, o soufflé de verduras elaborados con roux dietéticos que permiten enriquecer el sabor y las texturas de las comidas sin sumar calorías extras o un panqueque de verduras gratinado, donde podemos usar brócoli, coliflor, repollitos de brúcelas, repollos, calabaza y choclo y todo lo que nuestra imaginación nos permita mientras media como ligante algún queso crema, alguna clara o salsa light.-
Finalmente para las dos comidas restante, que no por ellos deben perder jerarquía como son el desayuno y la merienda, también podemos plantearnos alternativas en invierno. Por qué no unos blinis tibios con una rica mermelada reducida en azúcar, o una porción de torta tipo bizcochuelo o una medialuna, o las clásicas tostadas con queso y dulce que permiten hacer de estos momentos importantes en la alimentación algo realmente completo .-
El desafío del invierno entonces es mantener el equilibrio eligiendo inteligentemente, para no desesperar con la llegada de la primavera.

Lic. María Eugenia Farías
Coordinadora de la Lic. en Nutrición
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad FASTA

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