En menos de cuarenta y ocho horas, dos médicos hacen noticia global; uno en Uruguay y otro en Serbia, el primero es más conocido por ser además presidente de la República – Tabaré Vasquez- mientras el segundo empezará a ser conocido desde ahora como “el rey del aborto arrepentido”, Dr. Stojan Adasevic, desde ahora defensor de la vida en su país y el mundo.
Ambos hombres, doctores, líderes en sus campos médico y político coincidieron en detestar la ola proabortiva que inunda desde hace tiempo nuestro ya vapuleado mundo. El doctor y presidente uruguayo ha dejado en claro que un médico jamás irá contra la vida del que ya ha sido concebido por una razón elemental: No se debe matar nunca y menos aun puede hacerlo o autorizarlo un médico que adherido al juramento hipocrático está ahí para dar y no para quitar vida. El segundo ha sido conocido como uno de los líderes del abortismo establecido en hospitales y clínicas, contando con un record de cuarenta y ocho mil vidas cercenadas directamente por él.
En el caso del doctor y presidente uruguayo, la actitud de ahora es solamente la consecuencia de una recta conciencia de siempre. En el caso del segundo, se trata de una toma de conciencia después de veintiséis años de inconsciencia. Nunca es tarde cuando la dicha es buena, debe haberse dicho el galeno serbio, después de recibir hasta en sueños, advertencias que le venían persiguiendo como pesadillas. Una de ellas tuvo que ver con nuestro conocido santo y sabio Tomás de Aquino, quien, según declaraciones del Dr. Adasevic, se le apareció en sueños haciéndole ver la legión de muertos que tenía sobre sus espaldas.
Sea con visión o sin ella, por reflexión ética o por directa connotación religiosa, lo importante es que ambos médicos, en un tiempo realmente reducido, han dado con la misma voluntad de poner atajo a la inconsciente o maligna campaña que muchos de los nuestros han venido metiendo subrepticiamente a la comunidad. Sabemos que en los últimos días se ha presentado un primer esbozo de ley sobre el aborto “terapéutico” en Chile para que sea considerado por el parlamento nacional.
Viene como anillo al dedo esta doble noticia generada por dos hombres de ciencia y también de conciencia frente al malhadado intento de impedir la existencia a millones de seres que desde el vientre de sus madres mantiene la incierta esperanza de sobrevivir a los abortistas.
Una consideración que bien pudiera inspirarse en los pensadores de antaño y hogaño: Si el aborto es un crimen –y parece que esto ya tiene una cierta mayoría en la tierra- por qué todavía algunos políticos se empeñan en ignorarlo en la práctica. Una de dos, o se consideran deliberadamente asesinos o son ignorantes, aunque en todo caso ignorantes culpables, que para el caso del bien y del mal es lo mismo.
Vale la pena, ante las figuras de estos dos médicos de oro, retomar el tema del aborto y abortarlo definitivamente de la mente de los agentes abiertos de la muerte, apoyando claramente a los promotores de la vida. De ahora en adelante, al Dr. Nathanson, que fuera el pionero, habrá que añadir ahora al serbio Adasevic y a ambos habrá que unir al impecable doctor y presidente de un país pequeño en territorio, pero grande en consecuencia moral, como es el Uruguay de Tabaré Vasquez.
Jesús Ginés Ortega
Berit Internacional, UST
Ambos hombres, doctores, líderes en sus campos médico y político coincidieron en detestar la ola proabortiva que inunda desde hace tiempo nuestro ya vapuleado mundo. El doctor y presidente uruguayo ha dejado en claro que un médico jamás irá contra la vida del que ya ha sido concebido por una razón elemental: No se debe matar nunca y menos aun puede hacerlo o autorizarlo un médico que adherido al juramento hipocrático está ahí para dar y no para quitar vida. El segundo ha sido conocido como uno de los líderes del abortismo establecido en hospitales y clínicas, contando con un record de cuarenta y ocho mil vidas cercenadas directamente por él.
En el caso del doctor y presidente uruguayo, la actitud de ahora es solamente la consecuencia de una recta conciencia de siempre. En el caso del segundo, se trata de una toma de conciencia después de veintiséis años de inconsciencia. Nunca es tarde cuando la dicha es buena, debe haberse dicho el galeno serbio, después de recibir hasta en sueños, advertencias que le venían persiguiendo como pesadillas. Una de ellas tuvo que ver con nuestro conocido santo y sabio Tomás de Aquino, quien, según declaraciones del Dr. Adasevic, se le apareció en sueños haciéndole ver la legión de muertos que tenía sobre sus espaldas.
Sea con visión o sin ella, por reflexión ética o por directa connotación religiosa, lo importante es que ambos médicos, en un tiempo realmente reducido, han dado con la misma voluntad de poner atajo a la inconsciente o maligna campaña que muchos de los nuestros han venido metiendo subrepticiamente a la comunidad. Sabemos que en los últimos días se ha presentado un primer esbozo de ley sobre el aborto “terapéutico” en Chile para que sea considerado por el parlamento nacional.
Viene como anillo al dedo esta doble noticia generada por dos hombres de ciencia y también de conciencia frente al malhadado intento de impedir la existencia a millones de seres que desde el vientre de sus madres mantiene la incierta esperanza de sobrevivir a los abortistas.
Una consideración que bien pudiera inspirarse en los pensadores de antaño y hogaño: Si el aborto es un crimen –y parece que esto ya tiene una cierta mayoría en la tierra- por qué todavía algunos políticos se empeñan en ignorarlo en la práctica. Una de dos, o se consideran deliberadamente asesinos o son ignorantes, aunque en todo caso ignorantes culpables, que para el caso del bien y del mal es lo mismo.
Vale la pena, ante las figuras de estos dos médicos de oro, retomar el tema del aborto y abortarlo definitivamente de la mente de los agentes abiertos de la muerte, apoyando claramente a los promotores de la vida. De ahora en adelante, al Dr. Nathanson, que fuera el pionero, habrá que añadir ahora al serbio Adasevic y a ambos habrá que unir al impecable doctor y presidente de un país pequeño en territorio, pero grande en consecuencia moral, como es el Uruguay de Tabaré Vasquez.
Jesús Ginés Ortega
Berit Internacional, UST
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