09 junio 2008

Variación del IMC y cambios en patrones de consumo alimentario en pacientes operados con banda gástrica

La obesidad y el sobrepeso han alcanzado carácter de epidemia mundial, afectando a todos los grupos etarios y transformándose en una causa importante de morbimortalidad. Según la Organización Mundial de la Salud se calcula que más de mil millones de personas adultas tienen sobrepeso y de ellas, al menos 300 millones son obesas. En Argentina la prevalencia de esta enfermedad es del 35% y de este valor un 10% corresponden a obesos mórbidos. Se estima que a causa del sedentarismo y las características de los patrones de consumo alimentario en sólo diez años estos valores podrían aumentar un 50% a nivel mundial.
A esta patología se la considera una enfermedad crónica de origen multifactorial entre las que se encuentras causas genéticas, metabólicas, neuroendocrinas, por uso de medicamentos especiales, y definitivamente una causa muy relacionada con la enfermedad y que sin duda se podría modificar son los factores socioculturales o ambientales entre los que se destacan el sedentarismo y la elección de patrones de consumo alimentarios que determinan un exceso en la alimentación. Cada uno de estos factores o la relación de cualquiera de ellos conducen a un aumento anormal de la grasa corporal que conduce a un aumento del peso corporal produciendo lo que se denomina obesidad.
Se la puede clasificar de diversas maneras, una de ellas es a través del Índice de Masa Corporal que se calcula dividiendo el peso por la talla al cuadrado y según el valor de esa cuenta se ubica en: bajo peso, normal, en sobrepeso, obesidad grado I, II, III o mórbida. Tomando como referencia los valores del IMC una persona se considera obesa cuando el valor es igual o mayor a 30 y se considera obeso mórbido cuando el resultado se sitúa por encima de 40 o cuando el mismo es mayor a 35 pero además presenta comorbilidades como dislipemias, diabetes, hipertensión, entre otras. El padecer una obesidad extrema produce graves trastornos en la salud, con asociación de otras enfermedades que se desarrollan a consecuencia del aumento exagerado de peso.
Existen diferentes tipos de tratamientos para la enfermedad, cualquiera de ellos debe cumplir, al menos, con estos objetivos: disminución de la grasa corporal y del peso, modificación de hábitos inadecuados y mantener las pérdidas de peso en el tiempo, proporcionando para cumplirlos dieta, ejercicio físico, educación alimentaria, modificaciones de la conducta, y en algunos casos particulares hasta fármacos. Pero se comprobó que este tipo de tratamiento sólo es efectivo a corto plazo, ya que un 78% fracasan al año y un 98% lo hacen a los 5 años. Es por esto que surge la cirugía bariátrica como un recurso al tratamiento de la obesidad mórbida en aquellos pacientes que no han respondido a las estrategias terapéuticas planteadas anteriormente.

Fig 1: Banda Gástrica
Fuente: www.centrodecirugia.com

Existen diferentes tipos de intervenciones, una de ellas es la Banda Gástrica (Fig 1) que consiste en la colocación de una banda de silicona inflable desde el exterior reduciendo la capacidad gástrica, limitando de esta manera la cantidad de alimentos que se va a ingerir y logrando una reducción del peso ponderal. Su objetivo es disminuir el volumen y hacer más lento el tránsito del alimento a través del estómago. Estos cambios producen una sensación de plenitud temprana o síndrome de estómago pequeño, lo que hace que el paciente se llene más rápido y con menos comida. La principal ventaja de este método es que es reversible regresando a la normalidad al retirarla, colocándose por un período de varios años y reeducando al paciente en la toma de sanos hábitos alimenticios perdidos.
Ahora bien, no cualquier persona se puede someter a este tipo de cirugías, existe un criterio de indicación formulado por la Asociación Americana de Cirugía, donde describe qué requisitos debe cumplir la persona. Ellos son: tener entre 18 y 65 años, un IMC superior a 40 o mayor a 35 pero con la presencia de comorbilidades. También se incluyen los pacientes que fracasaron a dietas durante al menos 5 años y que no presenten contraindicaciones anestésicas. Descartándose a: embarazadas o lactantes, pacientes con enfermedades endocrinas, dependencia de alcohol o drogas, pacientes con trastornos psicológicos graves, enfermedades inflamatorias del intestino; presencia de tumores malignos, cirrosis hepática, enfermedad coronaria con insuficiencia cardiaca y retraso mental, debido a la conciencia que debe tener el enfermo para su control subsecuente.
La Banda Gástrica no esta diseñada para no dejar comer a la persona, sólo para limitar su alimentación, por eso el paciente puede consumir una dieta variada y equilibrada pero eligiendo correctamente lo que va a ingerir. A causa de esto es tan importante el seguimiento y la educación alimentaria por parte de la nutricionista.

En la próxima entrega veremos los resultados del trabajo de investigación en el que se evaluaron 45 pacientes operados con Banda Gástrica en el Instituto de Globesidad de Mar del Plata.

Ma. Cristina Rodríguez
Lic. En Nutrición
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad FASTA

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