En los últimos años, se registra a nivel mundial una tendencia creciente a desarrollar cáncer de mama antes de los 40 años. Este hecho, sumado a que cada vez más mujeres deciden ser madres tardías, genera una gran preocupación respecto a las posibilidades de lograr un embarazo post-cáncer.
Corina fue diagnosticada de cáncer de mama a los 34 años, cuando acudió al mastólogo luego de palpar un bulto relativamente grande en su mama izquierda: "En ese momento yo tenía una nena de casi un año a la que había dejado de amamantar recientemente, y con mi marido teníamos planeado tener uno o dos chicos más, por lo que me afectó bastante escuchar acerca de la posibilidad de no poder tener hijos luego del tratamiento".
Samanta fue diagnosticada de cáncer de mama poco antes de cumplir 35 años: "Con Diego, mi marido, queríamos embarazarnos ese año, por lo que decidí hacerme una mamografía de control, con la certeza de que sería absolutamente normal, pero a los dos o tres días me llaman del centro de diagnóstico para completar con una magnificación de mamografía, que mostró una imagen altamente sospechosa de malignidad, por lo que al día siguiente acudo a un mastólogo. Me realicé la biopsia y al confirmarse el diagnóstico de cáncer de mama, se determina la necesidad de iniciar con la quimioterapia lo antes posible, y me informan de las altas probabilidades de una menopausia precoz".
Es habitual en estos casos, que los mastólogos deriven a las pacientes con expertos en fertilidad para que las asesoren respecto a cuáles son las distintas opciones, a fin de determinar un procedimiento que aumente las posibilidades de un embarazo exitoso. "Ante el diagnostico de cáncer de mama, a las pacientes en edades fértiles y con deseos de futuros embarazos, se les ofrece algún tipo de tratamiento para preservar la fertilidad. En muchas ocasiones la quimioterapia puede afectar el funcionamiento de los ovarios y precipitar la menopausia inducida por el tratamiento. Por eso, según el tipo y el estadio de la enfermedad y el tratamiento que deba realizar la paciente, se contemplan distintas opciones, como por ejemplo utilizar inyecciones durante la quimioterapia para evitar que los ovarios estén en funcionamiento durante el tratamiento, o la criopreservación de ovocitos o embriones previo a su inicio, es decir, congelar los ovocitos para, más adelante, realizar una fertilización in vitro", explica la doctora Carola Allemand, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.
Experiencias
Corina y su marido deciden, entonces, congelar un embrión previo al inicio de la quimioterapia. "Cuatro años después de haber finalizado el tratamiento, todos los estudios hormonales que me realizaba eran muy desalentadores ya que los valores que me daban no eran los de una mujer con posibilidades de fecundar. Me había realizado la transferencia del embrión que habíamos congelado, pero perdí el embarazo a las seis semanas. Volví a intentarlo con un óvulo donado, pero no prendió y cuando me estaba preparando para hacerme una nueva transferencia, en una ecografía de rutina descubrimos que estaba embarazada en forma natural", comenta Corina.
Luego de este embarazo "milagroso", como le gusta llamarlo, Corina volvió a quedar embarazada y en agosto de 2015 dio a luz a su tercer hijo, pudiendo hacer realidad el sueño de agrandar la familia.
Samanta recurrió a un especialista en fertilidad para evaluar sus opciones y sobreponerse a la angustia y al temor de verse imposibilitada de tener hijos: "Como yo no podía congelar óvulos, dado que era inminente comenzar con el tratamiento y no podíamos esperar a que ovulase o a estimular los ovarios, se nos recomendó congelar tejido ovárico, una técnica aún incierta con la que habían nacido menos de cinco niños en el mundo, pero que estaba en investigación y quizás en un año habría avances".
Felizmente, cerca de un año después de finalizada la quimioterapia para tratar su mama derecha, Samanta queda embarazada de forma natural y luego de 9 meses tiene a su primer hijo, Ramiro. Al igual que a Corina, a esta flamante mamá le surgió una nueva inquietud respecto a las consecuencias de la patología: ¿podría amamantar a su bebé?
"Cuando nació Ramiro, mi mama irradiada creció, pero menos que la otra. Yo insistía con las dos, pero sólo tenía leche en la sana. Así y todo, le di la teta con una sola y él no pasaba hambre. Y eso que el pediatra nos dijo que compráramos leche de fórmula antes de ir a casa y ¡nos olvidamos! ¡Hasta guardaba leche para otros días!", cuenta Samanta con una amplia sonrisa.
"En el caso del primer embarazo post-cáncer, se me hizo un poco difícil el período de lactancia porque yo creía que podía amamantar normalmente. De la mama derecha (la sana) no tuve problemas, pero de la izquierda (la mama operada) no hubo caso y eso me causo bastante dolor y me llevo varias semanas hasta que decidí darle de una sola", relata Corina y agrega: "Con este bebé directamente decidí no intentar amamantar de la mama izquierda y fue lo mejor que pude hacer, se prendió perfecto del pecho derecho y no tuvimos que pasar ni él ni yo por momentos dolorosos e incómodos. Tiene sólo cinco semanas, pero por ahora vamos muy bien".
La doctora Allemand explica que si bien no está contraindicado amamantar después de haber finalizado los tratamientos por cáncer de mama, es posible que las pacientes tengan secuelas por la cirugía o por la radioterapia, que lo impidan. "Puede pasar que nunca baje la leche o que sea insuficiente. Muchas veces es difícil saberlo hasta que llega el momento de hacerlo", comenta la mastóloga.
Samanta tuvo a su segunda hija a los 39 años, luego de consultar a un especialista en fertilidad e iniciar un tratamiento de estimulación selectiva. Este último febrero, cuando celebraba haber cumplido diez años libre de enfermedad, recibió otra noticia que multiplicó las razones para festejar, al enterarse que a sus casi 45 años, será mamá nuevamente.
Sueños cumplidos
Tanto Corina como Samanta pudieron hacer realidad sus deseos de ser madres. No dejaron que el cáncer de mama les arrebate este sueño, ni tampoco el optimismo y la confianza con que hicieron frente a la enfermedad, porque, como dice Corina: "el cáncer detectado a tiempo no tiene que ser más que una cuenta regresiva hasta volver a recuperar la salud".
¿Pero qué ocurre cuando el cáncer de mama es detectado durante el embarazo?. La Dra. Allemand nos explica que "el cáncer de mama durante el embarazo es muy poco frecuente: las estadísticas indican que una de cada tres mil mujeres embarazadas desarrolla esta patología durante la gestación. Y si bien es el tipo de cáncer más frecuente en las mujeres embarazadas, su tratamiento no implica la interrupción del embarazo ni lo pone en riesgo".
Ante la aparición de un bulto en la mama durante el embarazo, debe estudiarse correctamente con mamografías y ecografías mamarias, y en caso de requerir una biopsia, el riesgo es mínimo para el bebé.
"El tratamiento indicado para combatir la enfermedad dependerá de los meses de embarazo que presente la paciente. Por ejemplo, la quimioterapia no se puede realizar durante el primer trimestre y se debe finalizar unas semanas antes del parto. La radioterapia no es recomendable durante todo el embarazo, como tampoco lo es la cirugía conservadora de la mama porque se asocia al uso de rayos, pero en caso de requerir cirugía, ni este procedimiento ni la anestesia ponen en riesgo el embarazo o la salud del bebé", detalla la Dra. Allemand.
En cuanto a la lactancia durante el tratamiento, "todo dependerá de cada paciente y de su tratamiento especifico, por ejemplo durante la radioterapia la mujer no podrá amamantar de la mama operada. Del mismo modo, que suele estar contraindicado hacerlo durante la quimioterapia, aunque esta recomendación puede variar según las drogas a utilizarse", finaliza la mastóloga.
.- Asesoramiento: Dra. Carola Allemand - MN 114.058 - Miembro de la Sociedad Argentina de Mastología - Hospital Italiano de Buenos Aires.
.- Testimonios: Corina Bespresvany - Profesional / Samanta Foster - Cirujana Plástica.
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