"Por cada gramo de sal que reducimos en el consumo diario de la población estamos evitando 2000 muertes anuales y 13.000 ACV", señaló el director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Sebastián Laspiur. "Ocho de cada diez ACV se presentan en pacientes hipertensos: si reducimos tres gramos el consumo de sal diario, evitaríamos en 2020 más de 100.000 ataques cerebrovasculares", remarcó.
En nuestro país, el promedio de consumo de sal diario por persona es de 11 gramos, más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es 5 gramos diarios. La III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) mostró una disminución entre 2009 y 2013 del porcentaje de población que agrega sal a las comidas después de la cocción, pasando del 25,3 al 17,3 por ciento. A su vez aumentaron los controles de presión arterial, el 92,7 por ciento de los adultos se realizaron un chequeo en los últimos dos años.
Por medio de la iniciativa "Menos Sal Más Vida", puesta en marcha en 2010, la cartera sanitaria nacional promueve la reducción del sodio en alimentos procesados a través de acuerdos con la industria alimenticia y panaderías artesanales. En este sentido, se llevan firmados convenios de reducción voluntaria con 57 empresas líderes en el sector alimentario, que involucran a 579 productos procesados (cárnicos, lácteos, farináceos, sopas y conservas).
Por otra parte, el consumo de tabaco aumenta cuatro veces su riesgo de padecer un evento cerebrovascular. Un dato alentador que se desprende de la última ENFR, es que no solo está en descenso la población que fuma, sino también la exposición al humo de tabaco ajeno en lugares de trabajo, bares y restaurantes e inclusive en el hogar. El consumo de tabaco pasó de 27,1 por ciento en 2009 al 25,1 en 2013, en tanto la exposición al humo de tabaco de terceros se redujo del 40,4 al 36,3 por ciento, en el mismo período, según la ENFR, cuyos resultados fueron anunciados en septiembre pasado.
"En los últimos 10 años 900 mil personas abandonaron el cigarrillo", detalló Laspiur y agregó que "la reglamentación de la Ley Nacional de Control del Tabaco nos abre nuevas oportunidades para profundizar esta tendencia".
Características del accidente cerebrovascular
El accidente cerebro vascular (ACV) se produce cuando el flujo de sangre es obstruido. Existen dos tipos de ataque, el isquémico y el hemorrágico. El 75 por ciento de los ACV se producen por eventos de tipo isquémico y se dan ante la formación de coágulos de sangre en las arterias que nutren al cerebro o cuando un coágulo que se generó en otra parte del cuerpo se instala en el cerebro. Los de tipo hemorrágico, provocan sangrados en el interior del cerebro o las capas que lo rodean ante la rotura de un vaso sanguíneo.
Un ACV produce súbitamente algunos síntomas. Ante su detección, la atención médica inmediata aumenta las posibilidades de recuperación y disminuye la probabilidad de secuelas. Cada minuto transcurrido es crucial para prevenir los daños del ataque sobre la actividad motora del cuerpo, el lenguaje, la visión, la actividad psíquica y, en última instancia, la muerte. Algunos de los síntomas que pueden presentarse son:
• Adormecimiento de una parte del cuerpo (la mitad de la cara, un brazo o una pierna)
• Dificultades para hablar y comprender
• Pérdida total o parcial de la visión
• Dificultad para caminar o pérdidas del equilibrio y coordinación
• Fuertes dolores de cabeza (más intensos que una migraña corriente)
Algunas recomendaciones para ayudar a una persona que sufre un evento cerebro vascular son evitar que se quede dormida, no suministrarle fármacos que puedan bajarle la presión y, en el caso de los diabéticos, controlarle el nivel de glucosa en sangre. Para reconocer si se trata de síntomas de un ACV se puede solicitar a la persona que sonría, levante ambos brazos y repita una frase simple, observando si tiene dificultades para cumplir con alguna de estas consignas.
En ocasiones las obstrucciones en las arterias del cerebro son pasajeras y los síntomas se manifiestan por breves períodos de tiempo, si bien los ataques transitorios no producen daños permanentes, es necesario controlarlos y advertir la posibilidad de un evento mayor.
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